Con el objeto de dar respuesta a problemas estructurales tales como el desempleo, la desocupación, el alto grado de incertidumbre frente a la realidad y la falta de oportunidades de desarrollo social y de crecimiento económico, surge la necesidad de fomentar el espíritu emprendedor, con el fin de estimular la capacidad -inherente a todos los seres humanos- de emprender procesos que le garanticen el logro de sus propósitos y la concreción de sus ideas.
Aunque en el lenguaje corriente el término emprendimiento se asocia al hecho de dar inicio a una unidad económica, en realidad este término tiene un significado más amplio. Por emprendimiento se entiende el conjunto de capacidades que le permiten a la persona iniciar y llevar a término, de manera creativa y responsable, actividades en cualquier ámbito de su vida. Estas actividades, orientadas al desarrollo personal y social, deben generar impacto positivo en el crecimiento económico y en el entorno próximo, así como en el mejoramiento de su calidad de vida.
El emprendimiento, como capacidad humana, es susceptible de desarrollo y mejoramiento, lo cual puede llevarse a cabo mediante procesos de Formación Profesional Integral.
Una persona emprendedora interpreta y transforma su realidad mediante la acción; sueña, busca oportunidades más allá de los recursos de que dispone, corre riesgos, plantea problemas y propone alternativas creativas de solución.
Una persona emprendedora interpreta y transforma su realidad mediante la acción; sueña, busca oportunidades más allá de los recursos de que dispone, corre riesgos, plantea problemas y propone alternativas creativas de solución.
El perfil del emprendedor debe ser:
· Objetivo y crítico para reconocer sus fortalezas y debilidades.
· Autónomo para afianzar su capacidad emprendedora.
· Consciente para determinar sus condiciones y posibilidades de crecimiento y de desarrollo.
· Responsable consigo mismo.
· Perseverante para lograr las metas propuestas.
· Seguro de sí mismo para interactuar con otros.
· Creativo para dimensionar su potencialidad.
· Comprometido con su proceso de formación.
· Autónomo para afianzar su capacidad emprendedora.
· Consciente para determinar sus condiciones y posibilidades de crecimiento y de desarrollo.
· Responsable consigo mismo.
· Perseverante para lograr las metas propuestas.
· Seguro de sí mismo para interactuar con otros.
· Creativo para dimensionar su potencialidad.
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